Título en español: Mr. Holmes
Autor: Mitch Cullin
Género: narrativa extranjera
Páginas: 288
Saga: no
Estamos en 1947. Sherlock Holmes se retiró de su labor como investigador hace ya mucho tiempo y ahora es un anciano de noventa y tres años. Vive en una granja remota, en Sussex, con su ama de llaves y el hijo de esta, Roger. Cada día atiende a sus abejas, escribe en su diario y se da cuenta de que va perdiendo facultades. Aunque siguen proponiéndole que investigue algunos extraños casos, él está tan alejado de esa vida que no quiere ni escucharlos. Se ha convertido en un hombre gruñón y encerrado en sus recuerdos.
A través de esos recuerdos llega a un momento de su vida en que tiene que plantearse preguntas que, tal vez, ni él mismo sabía que tenía que resolver, y reflexionará sobre la vida, el amor, los límites de las habilidades mentales y sobre la muerte: la suya propia y la de aquellos que le rodean.
¡Hola a todos! Se va acabando el mes de enero y esta vez os traigo un libro cuyo protagonista es un personaje mundialmente conocido. Ya hace un tiempo hice otra reseña de un libro que tenia a Sherlock Holmes como protagonista aunque en este caso hemos avanzado muchos años en la vida de nuestro querido detective londinense.
El libro nos muestra a un Sherlock en el ocaso de su vida, recluido en una tranquila granja y enfrentándose cada vez más a los achaques de la edad. Sherlock pasa sus días en compañía de sus abejas y el hijo de su ama de llaves, que siente devoción por el anciano detective. A lo largo de la historia se entrecruzan varias tramas del pasado y el presente de la vida de Holmes. Por un lado conoceremos como fue el reciente viaje de Sherlock a Japón para conocer a un supuesto fanático de su obra; por otro lado, tenemos un caso antiguo del detective y por último vemos como es la vida del anciano en la actualidad. En el viaje a Japón Sherlock será testigo de los estragos de la 2ª Guerra Mundial y como intentan reconstruir sus vidas los japoneses. Y en la actualidad será el propio detective el que intenta dejar constancia de su vida por escrito ahora que es consciente de que esta perdiendo la memoria. Por último, el antiguo caso nos mostrará a un Sherlock maduro y a la mujer que le inspiró a comenzar su mayor afición.
Todos tenemos en la mente a Sherlock Holmes como un hombre excéntrico, brillante y a veces grosero pero, en esta novela se nos muestra a un anciano más sabio, que ha perdido ese egocentrismo de la juventud. Hay varios momentos en los que Sherlock recuerda fragmentos del pasado y reniega de la versión que tiene todo el mundo de esas situaciones, por poner un ejemplo: Sherlock habla sobre como Watson en sus libros se retrató a sí mismo como alguien torpe o poco sagaz y es todo lo contrario, Watson fue siempre para Sherlock una persona inteligente y un aliado muy valioso. Sherlock siente mucho pesar por haber dejado que la gente pensará siempre más de él que de su compañero y, no haber hecho nada para remediarlo. El famoso personaje ahora es un simple mortal que ve mermadas sus facultades y se aferra a la única cosa que aún le trae felicidad, sus abejas.
La novela en sí está muy bien escrita y he disfrutado mucho leyéndola, pero no negaré que tengo sentimientos encontrados con ella. Si bien es cierto que el autor intenta mostrar a un Sherlock lo más parecido al original, también desmitifica al personaje inmortal que todos tenemos en mente. Esta novela es más dramática y profunda que las novelas originales de Conan Doyle que estaban más basadas en el misterio y las aventuras. En cierto sentido para mi ha sido como si con este libro se pusiera punto y final a la historia del famoso detective. Evidentemente, he leído y leeré muchos otros libros con Holmes como protagonista pero, sé que para mí la novela que cuenta el final de la vida del famoso detective Sherlock Holmes es esta.
En resumen, una novela arrolladora con un Sherlock Holmes más vulnerable y humano, que no deja indiferente. Como siempre os dejo con la frase o frases, que más me han gustado: «Creo que mis sueños son fragmentos de mi memoria. La memoria misma es como el tejido de la existencia.»
Se despide de vosotros la cerecita literaria.
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